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A MIGUEL NÚÑEZ,
UN HIJO DE LA REPÚBLICA
Durante el recital de Raimon en el acto de celebración del inicio del retorno a Barcelona del Castillo de Montjuïc, no dejó de ondear entre el público la bandera tricolor. La bandera de
El primero: mostrar esta bandera es una expresión de pluralismo ideológico y libertad de expresión garantizados por la Constitución de 1978. No puede ser ilegal mostrar el símbolo de un régimen basado en el principio de la soberanía popular que fue derrocado por un levantamiento militar seguido de una guerra civil, a la que sucedió una dictadura de cuarenta años. El Tribunal Constitucional ha señalado que “la libertad ideológica (…) no se agota en una dimensión interna del derecho a adoptar una determinada posición intelectual ante la vida (…). Comprende, además, una dimensión externa de agere licere (libertad de hacer), con arreglo a las propias ideas sin sufrir sanción o demérito” (STC 120/1990). Un segundo argumento es aquel que obliga a no olvidar que las llamadas Leyes Fundamentales del franquismo fueron expresamente derogadas por la Constitución de 1978, que es la norma que ahora garantiza el derecho a mostrar la enseña republicana. Porque la forma de gobierno diseñada por la Constitución se basa en el pluralismo político, que da cobertura jurídica a opciones políticas y formas de gobierno distintas o alternativas, siempre que respeten las reglas democráticas: soberanía popular, división de poderes y garantía de los derechos. La opción republicana es un ejemplo de opción política legítima.
Un tercer argumento: más allá de la legalidad no cuestionada de los símbolos actualmente vigentes, las instituciones democráticas y sus representantes no pueden ignorar que existen otros que forman parte de la historia democrática de España.
La bandera tricolor es un símbolo democrático de aquel proyecto de modernización que la España negra truncó. La democracia institucionalizada por la Constitución de 1978 debe mucho a los referentes republicanos. El mismo Presidente del Gobierno actual lo ha manifestado en alguna ocasión. No es extraño, pues, que la bandera republicana se enarbolara en el castillo Montjuïc, donde fueron fusilados entre tantos otros, Ferrer i Guardia y Companys; o que se mostrase en el acto de Madrid con la asistencia de Concha Carretero, Marcos Ana, Enric Pubill, y tantos otros expresos antifranquistas. Todos estos nombres, y entre ellos Miguel Núñez, forman parte de la historia común más inmediata y a ellos debemos mucho de las libertades públicas que ahora tenemos. La bandera republicana es y seguirá siendo su símbolo y el de muchos otros. Por estas razones y tantas otras razones, esta expresión política nunca podrá ser ilegal.
Marc Carrillo