viernes, 14 de noviembre de 2008

Para Elena

Antes de nada, Elena, enviarte un beso tan grande como era el corazón de Miguel.
 
Se nos ha ido, como se nos están llendo tantos otros luchadores por la libertad y la democracia en España. ¡Que pena tan grande!
 
Pero la de Miguel, para quienes tuvimos la gran suerte de conocerle, es una pérdida especial. No sólo por lo que el fue, por lo que representaba, sino también por la forma que tenía de ser, de vivir la vida y, sobre todo, de contarla.
 
Siempre le recordaremos. Yo, además, nunca olvidaré que coincidió con mi abuelo Pedro en el penal de Ocaña. Si, ese penal lúgubre, habitado aquellos años por los vencidos presos republicanos, y por un cura verdugo, digno representante de los vencedores. 
 
Ánimo, Elena, porque gracias a Miguel y a los que él tan dignamente representó, el futuro es nuestro.  
 
Maxi.