En recuerdo de Miguel Núñez
Miguel Núñez era un hombre comprometido. Defensor de las libertades democráticas, crítico activo de la globalización e impulsor de iniciativas de cooperación solidaria de largo alcance, es decir, un hombre de izquierdas consecuente y digno.
La misma dignidad de su trayectoria vital -que incluyó un comportamiento heroico durante el confinamiento en las cárceles franquistas, la tortura y varias condenas a muerte- ha caracterizado su muerte. Quiso asegurarse esa dignidad final con una vida activa hasta sus últimos días y con la firma de un testamento vital que le ha evitado la prolongación artificial de la agonía y le ha permitido la muerte en paz que él siempre quiso.
Su pérdida me atañe como rector, por su vinculación con la Universidad Complutense. Aquí presentó su libro de memorias La revolución y el deseo; aquí propuso y promovió la creación de la Cátedra de la Memoria Histórica del Siglo XX, con la que colaboró después estrechamente; y aquí está su biblioteca particular, donada a la UCM antes de marcharse a Barcelona para morir donde tenía garantizado el respeto a su testamento vital.
Pero, sobre todo, su pérdida me concierne personalmente, porque Miguel Núñez ha sido un amigo con quien he compartido mucha vida desde los años de dedicación a ACSUR-Las Segovias, la ONG que él creó por su compromiso con los hombres y mujeres de los países del Sur. Hemos sido amigos mucho tiempo.
Lamento profundamente su pérdida. Y valoro como un legado especial el hecho de que, a pesar de su trayectoria personal y política conmocionada por la represión franquista, Miguel no ha vivido marcado por el odio o el rencor, sino que ha sido capaz de proyectar entusiasmo en la consecución de un mundo mejor.
Carlos Berzosa
Rector de la Universidad Complutense de Madrid