Miguel, te tratamos poco y hubo que esperar a la llegada de la democracia para ello. Aunque ya te conocíamos de antes, nuestros padres nos habían hablado tanto de ti, y de otros; Coincidisteis en la cárcel de Burgos, y no por poco tiempo.
Nosotras, cuatro hermanas, éramos muy pequeñas para poder recordarte, pero nuestros padres se encargaron de que no os olvidásemos, ni a ti ni a otros. Hoy nuestros padres no están, tú tampoco, ni tantos otros.
Os debemos mucho.
Muchas gracias Miguel, descansa en paz, lo mereces.
Hermanas Del Pozo Delgado.