Querido Miguel,
tu último deseo era morir de pie y a lo largo de tu vida siempre has conseguido lo que te has propuesto. Hace dos días nacía en Barcelona una sobrina nuestra y dos días después tú te marchas. Es ley de vida, pero que amargo es el trago. Sin embargo, nos reconforta recordad esa capacidad de lucha tuya por conseguir un mundo mejor. A una edad en que la mayoría de las personas se retira para vivir del recuerdo, tú iniciaste una nueva vida y despreciaste la comodidad y las prebendas. Te convertiste así en ejemplo para los más jóvenes, porque tu espíritu ha sido siempre joven. No hay amistad más bonita que la que nace entre un joven y una persona mayor y tú la cultivaste sin descanso. Cuídate allá donde estés y no nos olvides.
Un fuerte abrazo,
Maja, Maya y Christian